Nuestros vacíos tienen una dimensión eterna, y espiritual, que solo cosas de la eternidad pueden satisfacer. Es por eso, que necesitamos descubrir la multifacética visión de Dios para nuestra vida y participar en ella. ¡Servimos a un Dios creativo!
Punto de destino
“Todos llegaremos a algún lugar en nuestra vida, pero solo quienes sean intencionales en seguir una visión dada por Dios, cumplirán su propósito”.
Todo viaje tiene su punto de destino. No hablamos del cielo o el infierno; sino tu punto de destino en esta vida. ¿Qué es lo que quieres lograr en lo personal, profesional, doméstico y espiritual?
No hay mayor fracaso que tener éxito en las cosas que no importan en la eternidad. Por esto, debemos caminar con una visión especifica a diario, mientras más claridad de esta tengamos, más enfocados estaremos y más efectivos podremos ser al momento de alcanzar lo que nos propusimos. Necesitamos tener: pasión, motivación, dirección y propósito.
Yo soy “hechura de Dios” (Efesios 2:10)
Somos producto de la visión de Dios. Él ha decidido lo que podemos y debemos ser. Somos el resultado de algo que Dios previó. Pero su visión hacia nosotros no está completa, ya que tenemos una parte que cumplir, que es particular. “que hagamos las obras que Él vio de antemano que haríamos”.
Dios tiene una visión para tu vida.
No realizar el plan de Dios para nuestra vida debe ser la tragedia más grande que se pueda producir de este lado de la eternidad. (1 Corintios 2:9; Jeremías 33:3). Las visiones de Dios siempre tienen un elemento del cielo. Esta no incluye encajar a la fuerza en el molde de otra persona. Dios no se dedica a conformarnos a la imagen de otros, Él quiere darnos Su forma.
De preocupación a visión
Entender por qué y para qué, hago lo que hago desata fuego. Sin propósito no puede haber visión ni estrategias sanas. El propósito es el motor de una visión dada por Dios.
Dios está usando nuestras circunstancias para situarnos y prepararnos de manera que se convierta en realidad el propósito que Él tiene para nuestra vida.
Nehemías era un judío en Persia, oyó hablar de la triste situación de su patria, y sintió algo. De hecho, lloró. Esta carga lo llevó a un largo período de oración y ayuno.
La visión de Nehemías comenzó como preocupación, como carga. Una carga por su nación y por los suyos.
Para que esta preocupación pueda materializase debemos vivir un tiempo de espera, ya que cosas poderosas y necesarias sucederán en este tiempo. Dios trabaja detrás del telón, preparando el camino.
La visión madura en nosotros
Es Dios quien establece el momento de su nacimiento.
Las visiones inmaduras son débiles y rara vez llegan a entrar en el mundo real
2. Maduramos como preparación para la visión
La acción antes de la preparación suele terminar en desastre.
La visión te capacita para soportar el tiempo de preparación.
Ejemplos:
Pedro: Idea correcta, método incorrecto. Él quiso cuidar a Jesús cuando fue apresado, pero el método de defender a Jesús fue el incorrecto. A Pedro la tomó años formar el carácter de Cristo en el.
David: el rey adolescente, pasó años escondido en cuevas.
Pablo: Dios le dijo específicamente que lo usaría para alcanzar a los gentiles (Hechos 9:15-16) y luego lo envió también a él al desierto (Gálatas 1:17-18).
Nehemías: era el copero del mismo rey cuyos antepasados habían destruido la ciudad que el suspiraba por reconstruir. En comparación, solo tuvo que esperar 4 meses antes de que las cosas se pusieran en movimiento. Era evidente que su servicio al rey era su experiencia de desierto.
“La espera no refleja una falta de fe. Suele ser evidencia de que hay sabiduría”
Espera activa
Una vez establecido el propósito debemos determinar qué vamos a hacer para alcanzarlo. La visión es la imagen del proyecto final que debo alcanzar para cumplir el propósito.
“Las visiones prosperan en un ambiente de unidad. Mueren en un ambiente de desunión”.
La visión nos recuerda nuestra dependencia. Nos debemos centrar en lo que Él nos llamó a hacer y no en la forma en que Él la va a llevar adelante. Cuando nos mantenemos centrados en la visión, también nos mantenemos centrados en Dios.
Toda visión que valga la pena seguir, va a exigir sacrificio y riesgo.
Nehemías hizo dos cosas en el tiempo de la espera. No permitió que el tiempo de inactividad lo desalentara o distrajera. Menos que muriera su sueño. Utilizó aquel tiempo para ORAR Y HACER PLANES. Se preparó para el día de su libertad en el que convertiría en realidad la visión.
Oró:
1. Pidiendo una oportunidad (Nehemías 1:11)
La oración es vital para el desarrollo de una visión. A través de esta vemos lo que estamos buscando; aunque muchas veces no vemos lo que no estamos esperando ver. La oración nos asegura no perder las oportunidades que Dios ponga en el camino.
2. Pidiendo gracia (Nehemías 1:11b).
Oró que el Rey se interesara en su visión y la apoyara. La palabra gracia se refiere a favor o misericordia.
3. Oraciones especificas:
Orar centrada entre por lo que es necesario que suceda para llevar acabo visión.
Orar por las personas que tienen el poder, los recursos o la influencia para hacer posible la visión.
Nehemías nunca oró para que Dios reconstruyera los muros. Pedía una oportunidad para ir él y hacerlo. Los soñadores sueñan que las cosas van a ser diferentes. Los visionarios se ven ellos mismos cambiándolas.
Planes
Los dos puntos anteriores nos llevan a desarrollar un plan o misión para alcanzar la visión que nos lleve a cumplir el propósito.
El “qué” siempre precede al “cómo”. Seguramente vamos a saber lo que Dios puso en nuestro corazón para que hagamos, antes de saber cómo hacer que eso suceda.
Nehemías a demás de orar por oportunidades y personas, se tomó el tiempo necesario para planificar una estrategia. Dedícate a desarrollar un plan. ¿Cómo? Preguntándote:
¿Qué haría si tuviera los recursos, el tiempo? (¿Qué haría primero, segundo.. tercero?)
Si Dios le daba la oportunidad de poner su visión ante el rey, estaría listo. ¡Prepárate!
La oportunidad sin preparación resulta siendo una oportunidad perdida.
Tener visión de futuro y planificar ese futuro son partes de este proceso de ponerse a disposición de Dios.
Por lo general, la visión precede a casi todo lo necesario para llevarla a la esfera de la realidad.
Nehemías sabía lo que Dios lo había llamado a hacer. No tenía idea de cómo o cuando Dios lo iba a sacar adelante.
Son muchas las visiones que mueren en el tiempo que transcurre entre el qué y el cómo. Dios tenía un plan. Tenía el cómo resuelto. Lo que necesitaba era el quién. Nehemías se convirtió en la respuesta de Dios a ese quién. (Habacuc 2:2-3).
“Lo que Dios origina, también lo dirige”
El “cómo” jamás es un problema para Dios. Es peligroso enredarse en el intento de calcular de qué forma la visión se puede concretar. Sin embargo, si debemos planificar lo mejor que se pueda, pero las visiones dadas por Dios siempre necesitaran de su intervención también.
La visión nos recuerda nuestra dependencia
Nos debemos centrar en lo que Él nos llamó a hacer y no en la forma en que Él la va a llevar adelante. Cuando nos mantenemos centrados en la visión, también nos mantenemos centrados en Dios.
Eficaces
Toda visión tiene cuatro componentes que debemos analizar:
1. El Problema
2. La Solución
3. La razón por la que hay que hacer algo
4. La razón por la que hay que hacer algo AHORA.
El Problema: Las palabras de Nehemías fueron un llamado para que despertaran Sus ojos nuevos traían una nueva perspectiva. Pudieron ver su ciudad a través de los ojos de Nehemías, y una vez que sucedió esto, CAPTARON la visión.
Por eso les dije:―Ustedes son testigos de nuestra desgracia. Jerusalén está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego. ¡Vamos, anímense! ¡Reconstruyamos la muralla de Jerusalén para que ya nadie se burle de nosotros! Entonces les conté cómo la bondadosa mano de Dios había estado conmigo y les relaté lo que el rey me había dicho.
Neh.2:17-18a
¿Cuál es el problema al que se refiere la visión? La visión no está en el problema, sino en su solución.
La Solución: Mientras que una clara explicación del problema ayuda a la mente, la solución capta la imaginación. La visión de Nehemías consistía en una Jerusalén amurallada.
Cuando logran VER la solución, exclaman cono en el vs. 18b ―¡Manos a la obra!Y unieron la acción a la palabra.
La razón: Todas las visiones de inspiración divina están enlazadas al plan maestro de Dios. Lo que hace a tu visión atrayente es el hecho de que es una parte pequeña, pero vital, de lo que Dios está haciendo en la historia.
“¡Vamos, anímense! ¡Reconstruyamos la muralla de Jerusalén para que ya nadie se *burle de nosotros! .”
(Neh.2:17)
“La explicación clara del problema capta la mente. La Solución capta la imaginación. Pero una Razón convincente capta el corazón.
El momento, el AHORA: El momento de reconstruir, se basaba en la forma soberana en que Dios había preparado las circunstancias. Nehemías no señal{o a los muro derribados como evidencia de que era momento de restaurarlos. Se centró en la intervención de Dios a favor de su pueblo.
“Entonces les conté cómo la bondadosa mano de Dios había estado conmigo y les relaté lo que el rey me había dicho” (vs18a)
Una cosa es lanzar una visión, y otra es mantenerse en ella hasta verla terminada. Ten la actitud y determinación de Nehemías, mantente firme en la visión que Dios te dió, persevera y verás todo lo nuevo e inimaginable que Dios hará en ti y a través de ti.
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