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Destino



Tener visión


Quienes saben de dónde vienen y hacia donde van pueden ser efectivos hoy.

Cuando quieres llegar a un lugar y pones el gps, se necesitan dos cosas importantes: ubicación actual y hacia donde quiero ir, si alguna de esas dos ubicaciones me falta, no habrá una ruta que debamos seguir. Así, necesitamos saber quienes somos (ubicación actual) y hacia dónde vamos (cual es el lugar al que Dios quiere llevarnos) para saber qué dirección seguir. Siguiendo con este ejemplo, durante el camino debemos estar atentos, y seguir las instrucciones de nuestro gps, en nuestra vida cotidiana este gps sería el Espíritu Santo, sin Él verdaderamente no sabríamos a donde ir.


“El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.”Salmo 32:8 NVI


Solo cuando tenemos visión, es decir, si de alguna manera sabemos a qué lugar Dios nos quiere llevar podremos tomar las decisiones correctas que nos llevaran a destino.

Las distracciones son reales y nuestro corazón es muy fácil que se desvíe. La visión es de Dios y cómo es de Dios, sin Dios no se cumple. Necesitamos enfocarnos en lo que verdaderamente importa, es decir, sacar nuestra mirada de lo “urgente” y poner nuestra atención en cosas que trascienden y son verdaderamente importantes.


“Dios les dio nueva vida, pues los resucitó juntamente con Cristo. Por eso, dediquen toda su vida a hacer lo que a Dios le agrada. Piensen en las cosas del cielo, donde Cristo gobierna a la derecha de Dios. No piensen en las cosas de este mundo. Pues ustedes ya han muerto para el mundo, y ahora, por medio de Cristo, Dios les ha dado la vida verdadera. Cuando Cristo venga, también ustedes estarán con él y compartirán su gloriosa presencia.”

Colosenses 3:1-4 TLA


Necesitamos constantemente orar para que Dios renueve nuestra visión y nuestros ojos sean abiertos una y otra vez. Cuando reconocemos que no podemos ver, Jesús nos toma de la mano y nos guía.


“Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas llevaron a un hombre ciego ante Jesús y le suplicaron que lo tocara y lo sanara. Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera de la aldea. Luego escupió en los ojos del hombre, puso sus manos sobre él y le preguntó: —¿Puedes ver algo ahora? El hombre miró a su alrededor y dijo: —Sí, veo a algunas personas, pero no puedo verlas con claridad; parecen árboles que caminan. Entonces Jesús puso nuevamente sus manos sobre los ojos del hombre y fueron abiertos. Su vista fue totalmente restaurada y podía ver todo con claridad.” Marcos 8:22-25 NTV


Jesús al escupir en los ojos del ciego, le estaba dando Su ADN, le estaba dando Su visión.


 


Vencer el temor



La voz de Dios no es la que disipa todas nuestras dudas, es la que nos deja sin opciones.

Escuchar Su voz va mas allá de un momento, la guía del Espíritu Santo es constante, ya que es Jesús como un buen pastor guiándonos, hablando a nuestras vidas de diferentes maneras y dándonos dirección. Es en esta verdad donde podemos descansar, tenemos al mejor de los pastores guardando nuestra vida.


“El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre. Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan.”

Salmos 23:1-4 NTV


Solo cuando reconozcamos a Jesús como nuestro buen pastor, podremos ser guiados por su voz sin temor. Esto no nos librara de las otras voces que puedan estar a nuestro alrededor, voces podemos escuchar muchas, pero dirección solo encontraremos en los labios de nuestro buen pastor.


Podemos confiar en cada una de sus palabras y hallar descanso para nuestra alma aun en medio de la incertidumbre, sabemos quién es Él, que es fiel y cumplirá cada un de sus palabras sobre nuestras vidas.


La revelación de Jesús nos lleva a tomar decisiones radicales en donde vivir la voluntad de Dios deja de ser una opción, para ser un estilo de vida.

Para caminar sobre las palabras de Dios y seguir su dirección siempre deberemos tomar decisiones valientes, muchas veces poco populares, pero llenas de fe. Estas que implican tomar riesgos son las que honran a Dios, e incluso, cuando decidimos permanecer obedeciendo la voz de Dios a pesar de que no obtenemos el resultado que esperamos estaremos desarrollando una fe mayor que no se limita a circunstancias.


Una vez más, como hijos de Dios mas que ser movidos por emoción, debemos movernos por propósito. Aunque para otros nuestra vida y decisiones no tengan sentido, si somos guiados por la voz de Dios sabemos que vale la pena vivir en el centro de Su voluntad.


Las buenas decisiones no son por nunca habernos equivocado, sino por aprender de las malas.


“El viento sopla para donde quiere ir. Tú lo escuchas soplar pero no sabes de dónde viene ni para dónde va. Así es con todos los que nacen del Espíritu.” Juan 3:8 PDT


 


Ser buena tierra



Nuestra visión es una extensión de la visión de Dios, por esto necesitamos prepararnos. La acción antes de la preparación suele terminar en un desastre, Dios necesita hacernos crecer antes.


“Dios está obrando entre ustedes. Él despierta en ustedes el deseo de hacer lo que a él le agrada y les da el poder para hacerlo.” Filipenses 2:13 PDT


Las palabras que recibimos de parte de Dios no son mágicas, mas bien son semillas que se siembran en nosotros y debemos cuidarlas para que puedan dar fruto. Ser buena tierra es nuestra responsabilidad como hijos que escuchan la voz del Padre, sobre nosotros hay autoridad para tomar decisiones que van a traer un cambio fundamental a la nación y las generaciones.


El mayor enemigo de una visión dada por Dios es el desanimo, este paraliza lo que Dios quiere activar, nos roba la fe y nos vuelve personas pasivas espiritualmente. Si tengo mucha duda le pongo mucha fe para que el miedo no me paralice. Dios permite la duda para sacarnos “el plan b” por medio de la fe.


“Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe». Gálatas 3:11 NVI


Para llegar a concretar la visión necesitamos pasar procesos, estos harán que:

  • La visión madure en nosotros.

  • Nosotros maduramos.

  • Aprendemos a ver a Dios detrás del telón preparando todo.


¿Cómo concretamos una visión?


  1. Creer en cosas que nunca creíste: El que cree cosas pequeñas ve cosas pequeñas, el que cree cosas grandes ve cosas grandes, ya que conforme a nuestra fe nos será hecho. Debemos cruzar los límites de la costumbre ya que la visión no es el camino de la costumbre sino de milagros.

  2. Hacer cosas que nunca hiciste: Para ver lo que nunca viste tienes que hacer lo que nunca hiciste. Dar pequeños pasos de fe a favor de lo que Dios te dijo.

  3. Establecer hábitos que nunca desarrollaste: Vivir ahora como vivirías cuando se cumpla la visión. Los precios se comienzan a pagar desde el primer día que recibís la bendición.

Hoy tenemos el privilegio de fundar todas nuestras decisiones en la misión de Dios. En el Reino lo importante es ser obedientes, nunca se trato de entender el “cómo” o “qué” Dios va a hacer.


Así como pequeñas decisiones pueden abortar el propósito, son nuestras decisiones diarias las que nos llevan a vivir cada día en el centro de su voluntad. Descubrimos el final de la historia dando pasos de fe, la clave sigue siendo anclarnos al corazón del Padre para tomar decisiones correctas.

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