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El match indicado

Mi media naranja



Si solo buscamos una pareja porque queremos que llene algo en nuestra vida o arregle algo de ella, estamos equivocados.


Es necesario identificar nuestras motivaciones y trabajarlas ya que muchas de nuestras malas motivaciones pueden ser fruto de áreas en nuestra vida que necesitan ser sanadas.

“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.”

Proverbios 23:7a (RVR1960)


Idealizar las temporadas de nuestras vidas es algo peligroso, puede llevarnos a la frustración, e incrementar temores. También, las motivaciones equivocadas al iniciar una relación pueden ser fruto de estándares y supuestos “ideales” impuestos por el sistema de este mundo y por la iglesia. Podríamos dar muchos ejemplos sobre cuáles son estos ideales, pero más que eso, buscamos enfocarnos en qué es verdaderamente lo que queremos, cuál es el propósito de iniciar y tener una relación.


Nunca podremos saber lo que queremos, si primero no sabemos quiénes somos, sólo quienes tienen una identidad sana podrán tener intenciones y futuras relaciones sanas.

La plenitud se consigue a través de una relación, no con una persona “natural”, sino con el Espíritu Santo. Siempre que cultivemos una relación de intimidad con Dios nos vamos a sentir satisfechos, por más que creamos que ante los ojos del sistema nos falte algo, es en Jesús donde encontramos la verdadera plenitud.


“Tú eres mi Dios, eres todo lo que tengo; tú llenas mi vida y me das seguridad.”

Salmos 16:5 TLA


¡IDENTIFICA!

  • Si ya tuviste una relación de noviazgo o estas en busca de ella, identifica cuál es tu motivación, pregúntate el por qué quieres estar en una relación. Sé sincero contigo mismo/a y expón las verdaderas intenciones de tu corazón. Si logras identificar que no son las correctas, acércate a un líder para conversar sobre ellas y así puedan trabajar juntos.


 


Desde y para la plenitud



Así como la paz no es la ausencia de problemas, sino ver a Jesús en medio de ellos, la plenitud no es tenerlo todo sino es saber y experimentar que Jesús es suficiente.


Es común escuchar “mi media naranja” cuando hablamos de relaciones amorosas. Es una expresión que si bien suena bien, no es del todo bíblica. Dios todo lo que crea lo hace de manera completa, fuimos creados desde y para la plenitud, nacimos de Él y volveremos a Él. Somos plenos y de esa plenitud damos a otros también.


“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”

Juan 1:16 (RVR1960)


¿Es la soltería un problema?


En el mundo en el que vivimos, constantemente nos grita lo que nos falta, y sobre todo nos invita una y otra vez a llenar nuestros vacíos lejos de Dios. Es aquí cuando mas necesitamos ser una y otra vez definidos por la palabra de Dios y abrir nuestros oídos para no ser confundidos. Es por esto que, no buscamos nuestra media naranja porque no somos personas incompletas, no nos falta “otra mitad”, somos completos en Jesús.


No buscamos alguien para que nos complete, buscamos alguien que nos complemente.

La soltería no es un tiempo muerto, ni un tiempo para disfrutar el no tener un compromiso mayor. Debemos ver el propósito de esta temporada tan importante en nuestras vidas, sin importar nuestra edad e incluso aunque no estes conociendo a nadie, hoy ya estas formando una familia. Tus decisiones y determinaciones de hoy son la base y el fundamento sobre el cual el día de mañana construirás tu noviazgo, matrimonio y futura familia.


En Cristo, ustedes están completos y no necesitan nada más, pues él

es cabeza de todos los gobernantes y poderes” Colosenses 2:10 (PDT)


¡IDENTIFICA!

  • Áreas en tu vida que sientas incompletas, conversarlas con tu líder mas cercano para que juntos puedan encontrar la raíz y trabajar en ella. Escribe cada una y contrarréstalas con una verdad de Dios (versículos bíblicos).

 


En proceso



No somos obras terminadas, estamos en proceso. Es decir constantemente necesitamos ser moldeados y transformados a la imagen de Jesús. Los procesos son necesarios para alcanzar madurez de manera integral y ser en cada área de nuestras vidas lo que Dios pensó.


No buscamos alcanzar “nuestro máximo potencial” sino que dejamos que toda la potencia del Espíritu Santo habite en nosotros. Esto no quiere decir que no debemos crecer personalmente, sino que se trata de que nuestros frutos sean orgánicos, no forzados. Una persona madura es aquella en la que los frutos del Espíritu son evidentes y esto la hace tener buen testimonio. De nada serviría que fomentáramos corrientes como el amor propio, si primero no sanamos las heridas que nos generan inseguridades. Es como poner una simple venda en una herida que aún sangra, no sirve.


Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo. Entonces ya no seremos inmaduros como los niños.

Efesios 2:13-14 (NTV)


Antes de entrar en una relación es clave que durante nuestra soltería invirtamos nuestro tiempo en sanarnos y sobre todo crecer, mantenernos aprendiendo, exponernos para buscar áreas débiles y trabajarlas junto a nuestros lideres. Así seremos cada día mas parecidos a Cristo.


Para todo esto, estamos en las mejores manos, Él es nuestro alfarero y así como hoy te está transformando a ti, también lo esta haciendo con alguien más.

Dios tiene todo el poder, la capacidad, la intención y el amor de llenar cada área de tu vida en la que hoy sientas un vacío. Incluso, no importa cuán real sea lo que sientes, toda nuestra realidad esta sujeta a Su voluntad.


Enfócate en crecer, en ser perfeccionado por Él y para Él. Dios es un Padre bueno, nos pensó para vivir plenos y felices sin importar nuestra condición.


¡IDENTIFICA!

  • En qué cosas debes mejorar para crecer emocional, espiritual, profesional y ministerialmente. Desafíate a ti mismo y no te conformes con menos de lo que el Padre pensó para ti. Busca líderes en quienes veas maduras estas áreas en las que quieres crecer.

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